next up previous
Next: Los efectos de la Up: El nuevo espíritu del Previous: El espíritu del capitalismo

2. El capitalismo y sus críticas

La noción de espíritu del capitalismo nos permite asimismo asociar en una misma dinámica la evolución del capitalismo y las críticas que se enfrentan a él. En efecto, en nuestra construcción haremos jugar a la crítica un papel central en los cambios del espíritu del capitalismo.

El capitalismo no puede prescindir de una orientación hacia el bien común de la que extraer razones por las cuales merece la pena adherirse a él; sin embargo, su indiferencia normativa impide que el espíritu del capitalismo sea generado a partir de sus propios recursos. De este modo, el capitalismo necesita la ayuda de sus enemigos, de aquellos a quienes indigna y se oponen a él, para encontrar los puntos de apoyo morales que le faltan e incorporar dispositivos de justicia, elementos éstos sin los cuales no dispondría de la menor pertinencia. El sistema capitalista se ha mostrado infinitamente más robusto de lo que habían pensado sus detractores -Marx en primer lugar-, pero esta robustez se debe también al hecho de que el capitalismo ha encontrado en sus críticas la manera de garantizar su supervivencia. ¿Acaso el nuevo orden capitalista resultante de la Segunda Guerra Mundial no tiene en común con el fascismo y el comunismo, por ejemplo, el énfasis en el Estado y en un cierto dirigismo económico? Probablemente esta sorprendente capacidad de supervivencia gracias a la asimilación de una parte de la crítica ha contribuído a desarmar a las fuerzas anticapitalistas, con el resultado paradójico de que durante los periodos en los que el capitalismo parece mostrarse triunfante -como ocurre actualmente-, manifiesta una mayor fragilidad, fragilidad que surge, precisamente, en un momento en el que los competidores reales han desaparecido.

El concepto de crítica, por otro lado, escapa a la polarización teórica entre las interpretaciones concebidas en términos de relaciones de fuerza o de relaciones legítimas. La idea de crítica sólo cobra sentido dentro del diferencial existente entre un estado de cosas deseable y un estado de cosas real. Para dar a la crítica el lugar que se merece en el mundo social, debemos renunciar a reducir la justicia a la fuerza o a dejarnos cegar por la exigencia de justicia hasta el punto de ignorar las relaciones de fuerza existentes. Para que la crítica sea válida debe estar en condiciones de poder justificarse, es decir, de aclarar los puntos de apoyo normativos que la fundamentan, sobre todo cuando se enfrenta a las justificaciones que hacen de sus acciones quienes son objeto de la misma. La crítica no deja de hacer referencias a la justicia, ya que si la justicia no fuese más que un señuelo ¿qué sentido tendría la crítica?43; por otro lado, sin embargo, la crítica escenifica un mundo en el que la exigencia de justicia es transgredida sin descanso. Muestra la hipocresía de las pretensiones morales que disimulan la realidad de las relaciones de fuerza, de la explotación y de la dominación.



Subsecciones
next up previous
Next: Los efectos de la Up: El nuevo espíritu del Previous: El espíritu del capitalismo
2002-04-27