Existen ciertas palabras y frases que recomendamos evitar, al menos en
ciertos contextos o con ciertos usos, bien porque son ambiguas o bien porque
expresan indirectamente una opinión con la que esperamos que no estás totalmente de acuerdo.
Por favor no uses «comercial» como sinónimo de «no libre». Se estarían
confundiendo dos asuntos completamente distintos.
Un programa es comercial si se desarrolla como parte de una actividad
empresarial. Un programa comercial puede ser libre o no libre, según su
licencia. De la misma forma, un programa desarrollado por una escuela o un
particular puede ser libre o no libre, según su licencia. Ambas cuestiones,
qué clase de entidad desarrolló el programa y qué libertad tienen sus
usuarios, son independientes.
En la primera década del Movimiento del Software Libre, los paquetes de
software libre eran casi siempre no comerciales; los componentes del sistema
operativo GNU/Linux fueron desarrollados por individuos u organizaciones sin
ánimo de lucro como la FSF y algunas universidades. Pero en la década de 1990
comenzó a aparecer software libre comercial.
El software libre comercial es una contribución a nuestra comunidad, por lo
que debemos promoverlo. Pero quienes piensen que «comercial» significa «no
libre» tenderán a pensar que la combinación de «libre» y «comercial» es
contradictoria, y rechazarán esa posibilidad. Tengamos cuidado de no utilizar
la palabra «comercial» de esa manera.
Para describir un estado de comodidad y satisfacción, sin ninguna duda dirás
que estás «contento», pero es mejor no usar esta palabra para describir
obras escritas y otras obras de autoría, ya que encierra una actitud
específica hacia esas mismas obras:2 que son un producto
intercambiable cuyo fin es el de llenar un recipiente y ganar dinero. En
realidad, es una falta de respeto hacia las propias obras.
Los que usan este término suelen ser a menudo los editores que presionan para
que aumente el poder del copyright en nombre de los autores —«creadores»,
como ellos dicen— de las obras. El término «contento» revela cómo se sienten
realmente.
Ya que hay quien utiliza la expresión «proveedor de contenidos», los
disidentes políticos bien pueden autodenominarse «proveedores descontentos».
El término «creador», aplicado a los autores, los equipara implícitamente a
una deidad («el Creador»). Este término es utilizado por los editores para
elevar la estatura moral de los autores por encima de la del ciudadano medio,
justificando un mayor poder del copyright que los editores pueden ejercer en
nombre de los autores.
Por favor no uses el término «freeware» como sinónimo de «software libre».
El término «freeware» fue utilizado con frecuencia durante la década de 1980
para hacer referencia a programas publicados sólo como ejecutables, con el
código fuente no disponible. Hoy en día no está aceptada ninguna definición
específica.
De la misma manera, si utilizas otro idioma diferente al inglés, por favor
intenta evitar palabras tomadas del inglés como «free software» o
«freeware». Intenta utilizar palabras menos ambiguas que te ofrezca tu
propio idioma, por ejemplo:
El software para la gestión de derechos digitales (Digital Rights
Management o DRM) está diseñado en realidad para imponer restricciones a los
usuarios de ordenadores. El uso de la palabra «derechos» en esta expresión
responde a una propaganda pensada para que, sin darte cuenta, veas el asunto
desde el punto de vista de los pocos que imponen las restricciones, mientras
ignoras los derechos de los muchos a quienes las restricciones son impuestas.
Son buenas alternativas: «Gestión de restricciones digitales» o «software con
grilletes».
La expresión «licencia de tipo BSD» lleva a confusión porque
mezcla licencias que tienen importantes
diferencias. Por ejemplo, la licencia BSD original con la cláusula sobre
publicidad es incompatible con la GNU GPL, pero la licencia BSD revisada sí es
compatible con la GPL.
Para evitar confusiones es mejor nombrar la licencia
específica en cuestión y evitar la vaga expresión «de tipo BSD».
Los editores frecuentemente se refieren a la copia prohibida como "piratería".
De esta forma, expresan indirectamente que hacer copias ilegales es éticamente
equivalente a atacar barcos en alta mar, secuestrar y asesinar a la gente que
viaja en ellos.
Si no crees que la copia ilegal sea como secuestrar y asesinar, podrías
preferir no usar la palabra piratería para describirla. Expresiones
neutrales como «copia prohibida» o «copia no autorizada» pueden utilizarse
en su lugar. Incluso algunos de nosotros podríamos preferir utilizar una
expresión positiva tal como "compartir información con tu vecino''.
A los editores y a los abogados les gusta describir el «copyright» como
«propiedad intelectual». La expresión «propiedad intelectual»
conlleva una presunción oculta: que la forma más normal de pensar respecto a
la cuestión de la copia se basa en una analogía con los objetos físicos y en
la idea que nos hacemos de ellos como propiedad.
Pero esta analogía pasa por alto la diferencia crucial entre objetos
materiales e información: la información puede ser copiada y compartida casi
sin esfuerzo, mientras que los objetos materiales no. Fundar tu pensamiento en
esta analogía es ignorar esta diferencia.
Incluso el sistema legal de los EEUU no acepta por completo esta analogía,
debido a que no trata al copyright como derechos de propiedad sobre objetos
físicos.
Si no quieres limitarte en esta forma de pensar, es mejor evitar la expresión
«propiedad intelectual» en tus palabras y en tus pensamientos.
Hay otro problema con el término «propiedad intelectual»: es un término
genérico en el que se mezclan varios sistemas legales diferentes, incluyendo
copyrights, patentes, marcas registradas y otros, que tienen muy poco en
común. Estos sistemas legales, que se originaron por separado, regulan
actividades distintas, operan de distinta manera y plantean distintas
cuestiones sobre las normativas públicas. Por ejemplo, si aprendes algo sobre
las leyes de copyright, harás bien en asumir que no es una ley de patentes, ya
que casi siempre es así. Puesto que estas leyes son tan distintas, la
expresión «propiedad intelectual» es una invitación a una generalización
simplista. Así, cualquier opinión sobre «propiedad intelectual» será, casi con
seguridad, una estupidez. En un contexto tan impreciso, ni siquiera se pueden
apreciar los problemas específicos sobre política pública que plantean las
leyes de copyright o los diferentes problemas suscitados por las leyes de
patentes, o por cualquiera de las otras.
El término «propiedad intelectual» lleva a la gente a centrarse en el mínimo
común denominador de estas leyes distintas, que es el hecho de que establecen
algunas abstracciones que pueden comprarse y venderse, e ignorar el aspecto
importante, que son las restricciones que imponen al público y qué bien o mal
provocan estas mismas restricciones.
Si quieres pensar con claridad en las cuestiones que plantean las patentes, el
copyright y las marcas registradas, o incluso aprender qué dictan estas leyes,
el primer paso consiste en olvidarte de que alguna vez oíste la expresión
«propiedad intelectual» y tratar cada una de las cuestiones de forma
independiente. Para ofrecer una información clara y fomentar un pensamiento
lúcido, nunca hables o escribas sobre «propiedad intelectual»; en lugar de
eso, expón el tema de manera concreta sobre el copyright, las patentes o
cualquier otra ley específica a la que te estás refiriendo.
De acuerdo con el profesor Mark Lemley de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Tejas, el extendido uso de la expresión «propiedad
intelectual» es una manía reciente, surgida en 1967 en la fundación de la
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual3
(OMPI, o WIPO, en sus siglas en inglés). La OMPI defiende los intereses de los
titulares del copyright, patentes y marcas registradas, presionando a los
gobiernos para aumentar su poder. Uno de los tratados de la OMPI sigue la
línea de la Digital Millenium Copyright Act que se ha utilizado en los Estados
Unidos para censurar algunos paquetes muy útiles de software libre en
EE.UU.4
A los abogados de los editores les encanta utilizar el término «protección»
para describir el «copyright». Esta palabra lleva implícita la idea de que
evita la destrucción o el sufrimiento; por lo tanto, impulsa a la gente a
identificarse con el propietario y el editor, que se benefician del
«copyright», en lugar de identificarse con los usuarios que son restringidos
por él.
Es fácil evitar el término «protección» y utilizar expresiones neutrales en su
lugar. Por ejemplo, en lugar de «la protección del copyright permanece vigente
por un tiempo prolongado», puedes decir, «el copyright permanece vigente por
un tiempo prolongado».
Si quieres criticar el copyright en lugar de apoyarlo, puedes emplear la
expresión «restricciones del copyright».
Los organismos de estandarización, que promulgan estándares restringidos de
patentes que prohíben el software libre, suelen llevar a cabo una política
para la obtención de licencias de patentes que requiere el pago de una tasa
fija por cada copia hecha de un programa que cumpla esos estándares. A menudo
se refieren a dichas licencias con el término «RAND», que son las siglas de
Reasonable And Non-Discriminatory («razonable y no
discriminatoria»).
Este término no es más que un lavado de cara para un tipo de licencias de
patentes que no son normalmente ni razonables ni no discriminatorias. Es
cierto que estas licencias no discriminan a ninguna persona en particular,
pero sí discriminan a la comunidad del software libre, lo que no las hace en
absoluto razonables. Así que la mitad de RAND es engañosa y la otra mitad
discriminatoria.
Los organismos de estandarización deberían reconocer que estas licencias son
discriminatorias y no usar la expresión «razonable y no discriminatoria» o
RAND para describirlas. Hasta que lo reconozcan, los escritores que no
quieran unirse a ese lavado de cara harán bien en descartar esta expresión.
Aceptarla y utilizarla meramente porque las compañías esgrime-patentes han
extendido su uso, es permitir que esas compañías dicten su propia voluntad.
Recomiendo la expresión uniform fee only, o UFO de forma más
abreviada,5 como alternativa. Esta es la
expresión exacta, ya que la única condición de estas licencias es el pago de
una tasa uniforme de uso.
Los apologetas del copyright emplean con frecuencia palabras como
robo y hurto para describir la violación del copyright. Al
mismo tiempo, piden que consideremos el sistema legal como una autoridad
ética: si copiar está prohibido, debe ser malo. De este modo, es pertinente
mencionar que el sistema legal —al menos en los Estados Unidos— rechaza la
idea de que la violación del copyright sea un «robo». Los apologetas del
copyright apelan a la autoridad, mientras tergiversan lo que la propia
autoridad dice. La idea de que las leyes deciden qué está bien o qué esta mal
responde normalmente a una equivocación. Las leyes son, en el mejor de los
casos, un intento de alcanzar justicia; decir que las leyes definen la
justicia o la conducta ética es darle la vuelta a las cosas.
Si quieres decir que un programa es software libre, por favor no digas que
está disponible «de forma gratuita». Esa expresión significa explícitamente
que tiene un «precio cero». El software libre es una cuestión de libertad, no
de precio.
Las copias de software libre frecuentemente están disponibles de forma
gratuita —por ejemplo, para ser descargadas por FTP. Pero las copias de
software libre también están disponibles por un cierto precio en CD-ROM;
también las copias de software propietario están disponibles ocasionalmente en
promoción de forma gratuita y algunos paquetes propietarios están en muchas
ocasiones disponibles, sin cobrar nada, para ciertos usuarios.
Para evitar la confusión, puedes decir que el programa está disponible «como
software libre».
Es erróneo utilizar el término «regalar» para referirse a «distribuir un
programa como software libre». Tiene el mismo problema que «software
gratuito»: expresa que lo importante es el precio, no la libertad. Una forma
de evitar esta confusión es decir «publicado como software libre».
La expresión «vender software» es ambigua. Estrictamente hablando,
intercambiar una copia de un programa libre por una cantidad de dinero es
«vender»; pero la gente normalmente asocia el término «vender» con
restricciones propietarias en el uso consecutivo del software. Puedes ser más
preciso y evitar confusiones, diciendo «distribuir copias de un programa por
una cantidad» o «imponer restricciones propietarias al uso de un programa»,
dependiendo de lo que quieras expresar.
Véase el capítulo «vender software libre» para profundizar sobre esta
cuestión.
En inglés la palabra
content significa tanto «contenido» como «contento» o
«satisfecho», circunstancia que Stallman emplea para hacer un juego de
palabras en esta entrada. [N. del E.]