Son los primeros años ochenta y seguiré la pista de algunos de esos programadores que habían conocido la vieja cultura hacker de los años setenta y que no se plegaron a los designios privatizadores de la industria del software.5 De hecho, consideraron la privatización un verdadero atentado a los mismos cimientos del proceso de conocimiento. Se cuestiona que la propiedad intelectual sea un derecho natural, y se percibe como una práctica socialmente indeseable.6
Con ese planteamiento nace el Proyecto GNU (acrónimo recursivo que significa GNU's Not UNIX, o sea, ``GNU No es UNIX'') de la mano de Richard M. Stallman, un hacker del emblemático Laboratorio de Inteligencia Artificial del Massachussets Institute Technology (MIT). Era el año 1984, Stallman abandona el MIT para que no interfiera en sus planes y, junto a otros hackers interesados en el proyecto GNU, crea la Free Software Foundation (FSF) en 1985: comienza una labor metódica y discreta, guiada por una asombrosa visión estratégica.7
El proyecto GNU se propuso a la sazón una tarea titánica: construir un sistema operativo libre completo. No es sencillo expresar en pocas palabras la enorme dificultad que comporta un proyecto así, sólo al alcance de unas cuantas empresas con miles de programadores a sueldo. No digamos ya si no se dispone de herramientas para hacerlo. Stallman tuvo que empezar casi desde cero, sin modelo bazar, pues no existía la universalizada red Internet tal y como hoy la conocemos; tampoco existía una comunidad de desarrolladores lo suficientemente grande y ni siquiera se disponía de un compilador libre para empezar el trabajo. Una analogía es construir una casa sin disponer apenas de herramientas, por lo que primero hay que fabricarlas: desde picos y palas hasta ladrillos y cemento. Eso sí, contaba con algún material reciclable de ``otras casas'' --grandes fragmentos de código UNIX y una cultura de reutilizar código--. Stallman y la FSF merecen por tanto un reconocimiento especial en esta historia, pues sin compilador, depurador y editor libres no habría sido posible lo que vino después, incluyendo el propio Linux.
Con todo lo importante que eran esas herramientas, no fue ni mucho menos la principal aportación de la FSF. Y es que los hackers que impulsaron el Proyecto GNU en aquellos años no se conformaron con su trabajo de desarrolladores, ya de por sí formidable. Se dieron cuenta de que necesitaban algo más que crear herramientas de software que dieran libertad a los programadores. Para que el trabajo no fuera estéril y fácilmente reapropiable por intereses privados, precisaban además defender esa libertad en el terreno político y jurídico. El Manifiesto GNU (1985), escrito por el propio Richard Stallman, es la declaración de principios e intenciones del proyecto; inspirada en sus principios, se lanza en 1989 la primera versión de lo que fue posiblemente el mejor logro de la FSF y significativamente no en el terreno informático, sino en el ámbito jurídico: la GPL (General Public License) o Licencia Pública General.8