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Cuatro gráficos

Un pequeño suplemento a “La estupidez del poder”


por Giancarlo Livraghi
gian@gandalf.it
 
abril 2002
 


Además del gráfico incluido en el texto de La estupidez del poder, me parece que se pueden elaborar – siempre siguiendo a el esquema de Carlo Cipolla – otras hipótesis.

Supongamos, por ejemplo, que halla una situación de “poder inteligente”. Tendríamos una conducta como esta:

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O sea una progresión en la cual el poder ofrece siempre más ventajas a la colectividad reservándose siempre menos a si mismo, hasta el punto de aceptar algunas desventajas con tal de mejorar el bienestar general (como ya fue observado, en este caso quien ejerce el poder no puede ser clasificado como “desproveído”).

La progresión hacia la parte más alta del eje “Y” propende a no ser muy rápida, pero con un crecimiento gradual. Situaciones de este tipo no son imposibles. Existen casi siempre en algunas partes del sistema. Pero dependen de agregaciones humanas particularmente armoniosas y bien motivadas que son difíciles de reproducir, y que riesgan frecuentemente de degenerar por mutaciones de las situaciones ambientales, o por cambiamentos de sus mismas estructuras interiores.

Por más raro que pueda parecer este tipo de evolución, la observación de la historia y de los hechos nos confirma que innovaciones y progresos reales de la sociedad son más probables en presencia de “simbiosis” y “sinergías” con una fuerte carga de humanidad y cohesión.

Carlo Cipolla comentaba que en todas las etapas de la historia «cada país en ascensión posee un no común alto porcentaje de personas inteligentes que intentan mantener la fracción “sigma” bajo control, y que, en el mismo tiempo, producen ganancias para si mismos y para otros miembros de la comunidad, suficientes para convertir el progreso en certidumbre». Ocurre entonces una situación como aquella representada en el próximo gráfico (en donde la área roja representa las personas en el poder, y la verde la comunidad restante).

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No introduje en este gráfico algun “vector de dirección” porque, en la mejor de las suposiciones, un sistema como este puede mantenerse más o menos estable (o, como vimos en el primer gráfico, progresar con lenta gradualidad). En una situación constante es probable que la personas en el poder tengan mejores ventajas respecto a el resto de la comunidad. Pero como favorece al bienestar colectivo este no es un problema – almenos hasta que no ingresen dos factores (contrapuestos pero sinergicos) de estupidez: el servilismo y la envidia.

No quisiera complicar el cuadro, pero me parece adecuado observar que en algunas situaciones (como en los dichos “circuitos de calidad”) las dos áreas se acercan a la superposición entre ellas porque no existe un sistema jerárquico y muchas responsabilidades se condividen. Este es notoriamente uno de los sistemas más inteligentes que pueden existir y muy seguido se producen resultados extraordinarios.

Sistemas como estos son fuertes de manera intrínseca, pero expuestos a dos riesgos constantes. Uno es el desequilibrio interior que puede nacer da factores de estupidez o “síndrome de poder”. El otro deriva de cambiamentos imprevistos del ambiente exterior o de intervenciones ajenas que (intencionalmente o por error) revuelven su equilibrio delicado.

Luego de esta paréntesis sobre la inteligencia debemos volver al asunto, por lastima dominante, de la estupidez. Al final de su espécimen Carlo Cipolla observa que «en un país en declino el porcentaje de individuos estúpidos es siempre igual a “sigma”; igualmente en la restante población se nota, especialmente entre individuos en el poder, un alarmante crecimiento de bandidos con un alto porcentaje de estupidez – y, entre aquellos que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento de la cantidad de desproveídos. Semejante cambiamento en la composición de la población de los que no son estúpidos refuerza inevitablemente el poder destruidor de la fracción “sigma” de los estúpidos y lleva el país hacía su propia ruina». Vale la pena anotar, naturalmente, que no se trata solamente de “países” entendidos como estados-naciónes pero también como comunidades de cualquier especie – sean grandes o pequeñas.

En este caso la posición de las personas en el poder y de las otras se colocan como vemos en el próximo gráfico.

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Casi nunca es fácil entender, en situaciones como esta, si es la estupidez del poder que influye sobre la colectiva – o viceversa. Sucede casi siempre que las dos contribuyan a un “circulo vicioso” y así que todo el sistema propenda a empeorar, como indicado en las flechas en el gráfico. Una inversión de tendencia a veces es posible, pero requiere una combinación de factores muy poco comunes: la convergencia de personas inteligentes capaces de asumir poder con un empuje colectivo para introducir un cambiamento fuerte.

En ausencia de dicha “mutación” interior, o de un empujón externo que cambie las reglas del juego, el sistema propende a degenerar hasta explotar – o sea desintegrarse.

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Si la situación caótica se concretiza antes que se hallan producido daños irreparables en el entero ecosistema se abren nuevamente todas las posibilidades. Un cuadro turbulento y vortiginoso ofrece mucho espacio al poder de la estupidez, pero no es imposible que provoque procesos inteligentes.




Me impuse una regla que deseo respetar. Me limito a unas anotaciones sobre el método, dejando a cada uno (yo incluido) la libertad de razonar como prefiere su cada especifica situación (desde la general de el planeta hasta cada tipo de grande o pequeña comunidad).

También Carlo Cipolla, al final de su libro sobre la estupidez, ofrecía a sus lectores una serie de gráficos “en blanco” para que cada uno pudiera analizar, elijiendo, diferentes ambientes y agregaciones humanas.


Traducción de Matias Gerino matiasage@excite.it
julio 2002

 


 
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