A las puertas del siglo XXI, hay sitios en Europa en los que opinar libremente puede pagarse con la muerte. Hay periodistas que tienen que esconderse y exiliarse para no ser asesinados. Intelectuales que no pueden permitirse el lujo de pasear a cuerpo por las calles de su ciudad. Por eso es necesario salvaguardar a cualquier precio la libertad de expresión en Internet: para poder expresar de forma libre y anónima lo que no podemos decir en según qué bares, en según qué calles, en según qué ciudades que no nombro por temor.
Mientras un solo ser humano tenga miedo a expresar en voz alta lo que piensa, debe existir un lugar de asilo. Quizás hoy día ese sitio sólo existe en el ciberespacio: defendámoslo a cualquier precio, porque las amenazas son muchas, y pueden venir de teóricos aliados. George Orwell explica en el prólogo a Rebelión en la Granja los problemas que tuvo para encontrar editor. El Reino Unido estaba en guerra con Alemania, y en esa guerra la Unión Soviética era su aliado, un aliado al que los ingleses no querían ofender. Las palabras de George Orwell en ese prólogo, titulado «La libertad de prensa»,[6] son un aldabonazo a la conciencia de la Humanidad:
Si la libertad significa algo, es el derecho de decirles a los demás lo que no quieren oír.
Gracias a cuantos me han dado la oportunidad de decirlo.