a cargo de Jerôme Gleizes y Aris Papathéodorou1
MULTITUDES - Nos parece que una de las características del software libre es no solamente que el usuario tiene libertad para modificar el código --adaptarlo a sus necesidades específicas--, sino también haber difundido masivamente un modelo de desarrollo cooperativo y comunitario del software, que se revela hoy mucho más eficiente que la lógica propietaria de las grandes empresas del sector. ¿No es esta justamente una de las mayores lecciones políticas de la batalla del software libre?
RICHARD STALLMAN - Yo creo que el software libre es ante todo
una cuestión de libertad y de comunidad. Necesitamos el software libre
para que los usuarios de ordenadores puedan cooperar libremente. Esta es
la única razón por la que yo he rechazado el software propietario. Que
el software libre lleve además a un software eficiente y potente ha sido
para mí una sorpresa y me alegro de ello. Pero esto es un extra. Hubiera
elegido el software libre aunque hubiera sido menos eficaz y menos
potente. Porque yo no malvendo mi libertad por simples cuestiones de
conveniencia.
MULTITUDES - ¿Pero esta ``calidad'' del software libre es de
verdad una sorpresa o es más bien, justamente, el producto de la
cooperación?
RICHARD STALLMAN - Eric S. Raymond sostiene que esta es una
consecuencia directa de la cooperación. Es posible que tenga razón. Pero
el punto esencial sigue siendo, a mi entender, que esta gran calidad es
un ``extra''. Es una ventaja secundaria. Me alegro de que la tengamos
pero doy mucho más valor a los principios de ``libertad'', ``igualdad''
y ``fraternidad'' que al de ``calidad''.
MULTITUDES - Pero no nos referimos únicamente a la calidad del
``producto'' del software como mercancía, sino a la calidad del proceso
cooperativo para su producción...
RICHARD STALLMAN - Creo que el proceso cooperativo de
desarrollo es uno de los aspectos de lo que significa tener una
comunidad libre. Como tal es importante --pero tampoco es lo más
relevante--. Siempre sería necesaria la libertad tanto si la
aprovechamos de esta manera particular como si no.
MULTITUDES - ¿Piensas que este principio de ``libertad de las
fuentes'' avanzada por el software libre como idea de un saber compartido
y disponible puede extenderse más allá de la informática al conjunto de
bienes culturales e intelectuales (la música o las investigaciones
universitarias por ejemplo)?
RICHARD STALLMAN - Sí, más o menos, pero no de una manera simplista.
Bajo ciertos puntos de vista, todas las producciones intelectuales son
similares; desde otros, son diferentes. Por esto no deberíamos
conformarnos con trasladar los principios del software a la música, a
las novelas, a los textos científicos. Tenemos que plantearnos las
preguntas determinantes para cada tipo de producción y encontrar
respuestas para cada una de ellas.
Comencemos por las similitudes. Un principio fundamental que se aplica a todos los casos, porque no tiene nada que ver con el modo en el que se realiza el trabajo, es el principio según el cual tienes que tener siempre la libertad de ayudar a un amigo. Así, la mínima libertad, la libertad que todo el mundo tiene que tener siempre para cualquier trabajo publicado es la libertad de hacer copias literales (verbatim) ocasionales para distribuirlas con carácter privado a otras personas.
Otros aspectos dependen del modo en que un trabajo puede ser utilizado por la sociedad. Un programa informático es un producto funcional: lo utilizas para hacer alguna cosa. Para trabajos funcionales, la libertad de publicación de versiones modificadas es esencial. Los manuales o los libros que podemos estudiar son también trabajos utilitarios, podemos aplicar por lo tanto la misma conclusión. También obras de referencia, como los diccionarios; la gente debe tener libertad de mejorarlos y de hacer su propia versión que se ajuste a sus necesidades.
Para los trabajos realizados en el marco de los estudios, publicar una versión modificada no es bueno --sería falsificar la memoria de la escolaridad--. Por lo tanto no hay ninguna razón para permitir las versiones modificadas. Sin embargo, para hacer que estos trabajos sean totalmente funcionales, tenemos que retirar los obstáculos a su accesibilidad. De manera que cada uno pueda republicar copias literales.
En cuanto a las novelas, bastaría una mínima libertad, si no vemos un interés social particular en la publicación de versiones modificadas.
MULTITUDES - Sin que tengas que hacer de profeta, ¿cuál sería
el futuro del software libre?
RICHARD STALLMAN - Depende de las batallas que tienen lugar
hoy día. Creo que todavía tenemos posibilidades de ganar: pero también
podemos perder.
MULTITUDES - Sí pero, precisamente, ¿cuáles son los desafíos a
los que tiene que hacer frente hoy en día el software libre?
RICHARD STALLMAN - Con la llegada de nuevo hardware, debemos
persuadir a los fabricantes para que entreguen sus especificaciones
técnicas, o bien que permitan estudiarlas a otros para poder crear
drivers libres y que X11 y Linux pueden funcionar con el nuevo
hardware.
También necesitamos una documentación libre para el software libre. Es un trabajo colosal porque además numerosos programas libres tiene manuales que no lo son. ¿Estará nuestra comunidad a la altura de tal desafío?
Necesitamos también añadir aplicaciones libres a nuestro sistema operativo y para esto tenemos que atravesar el terreno minado de las patentes del software, es decir, el obstáculo de tener que esperar durante años a que expiren patentes de invención cruciales para poder utilizar algunos programas libres.
Pero el desafío más grande para el futuro del software libre viene de la tendencia de las distribuciones ``Linux'' a añadir software propietario al sistema GNU/Linux en nombre de la conveniencia y de la potencia. Casi todas las empresas que distribuyen versiones del sistema GNU/Linux hoy día, entre las cuales están RedHat, Corel y SuSE, añaden software propietario al sistema (al menos RedHat propone un producto que es en sí mismo enteramente software libre --RedHat Means Source Linux--. Las otras empresas no tienen todavía un producto de este tipo).
Estas empresas lo presentan como una ventaja para el usuario, animando al público a emplear software propietario y a optar de este modo por la conveniencia en vez de por la libertad. El peligro está en que se generalice entre los usuarios esta manera de ver las cosas y que la comunidad corra el riesgo de olvidar que la libertad es un objetivo serio. Si esto sucede, de aquí a cinco años, tendríamos un sistema operativo muy popular compuesto de un mosaico de componentes libres y propietarios. Pero sería totalmente imposible hacer cualquier cosa con un sistema operativo totalmente libre, porque nada podría funcionar sin recurrir al software propietario que lo acompañara habitualmente.
MULTITUDES - En estas condiciones, ¿el software libre podrá
sustituir de verdad al software propietario?
RICHARD STALLMAN - Estoy seguro de que es posible si apoyamos
el software libre con determinación y si las leyes no lo impiden.
MULTITUDES - ¿Entonces el peligro de una ``prohibición'' te
parece real?
RICHARD STALLMAN - Sí, hay un peligro real. Las patentes del
software representan esta amenaza --y esto para todos los países de
Europa si se decide permitir en junio del 2000 las patentes del software
en la Unión Europea. En el mundo del comercio electrónico y de la web,
las patentes de software están ya gobernando nuestra vida. Conviene
visitar el sitio www.freeepatents.org para obtener más informaciones
sobre este problema y organizarse políticamente lo más rápidamente
posible para bloquear este proyecto. Tenemos que combatir las patentes
del software o harán desaparecer nuestra libertad.
MULTITUDES - Este otoño te has reunido con senadores franceses a
propósito de un proyecto de ley que obligaría a la Administración a
utilizar software libre. En general, ¿piensas que es necesaria una
política pública de ayuda al desarrollo del software libre (a través de
la financiación, del estímulo, de textos legales)?
RICHARD STALLMAN - Estas políticas y estas leyes ciertamente pueden
ayudar pero no las necesitamos. El software libre puede funcionar sin
ellas. Lo que de verdad necesitamos más que cualquier otra cosa por
parte de los gobiernos es que terminen con su apoyo activo al software
propietario. Por ejemplo, hoy en día la política europea de subvenciones
anima a las universidades a desarrollar software propietario; si
existiera en su lugar una neutralidad que permitiera a los estudiantes y
a los equipos hacer programas libres, esto supondría un gran paso
adelante.
Sobre todo, tenemos que pedir a los gobiernos que retiren las leyes que prohibirían el software libre --por ejemplo, las patentes del software, las leyes de copyright extremo que existen lamentablemente en EE.UU.--. En Canadá y en Europa las operadoras de telecomunicaciones están estudiando un proyecto que imposibilitaría la utilización de conexiones telefónicas DSL (Digital Subscriber Loop), que tanto deben al software libre. Este proyecto nos impondría a todos la utilización del software propietario aceptado por las operadoras telefónicas.
Si los gobiernos y los monopolios impuestos no aplastan el software libre, tendremos únicamente la tarea de escribir el software. Sabemos que podemos hacerlo.
MULTITUDES - En Europa algunos piensan que, ya que hoy en día
nuestras sociedades industriales producen esencialmente bienes
inmateriales, y en particular bienes de información, bienes cuyo coste
de reproducción es escaso (software, libros, CD, etc.), sería necesario
dar una renta socializada, garantizada, sin contrapartida (lo que ha
sido definido como ``renta de ciudadanía'') a toda persona, para
``remunerar'' su participación en la vida social y su participación en
la producción social.
RICHARD STALLMAN - Esto me parece una buena idea. En los EE.UU. se
habló de algo parecido en los años noventa con el nombre de ``impuesto
negativo''. Yo no veo la relación directa con el tema del software
libre. Aunque...
MULTITUDES - ¿Piensas que este sistema puede ser una solución para
remunerar a los desarrolladores del software libre que participan en la
producción de riquezas, aunque estas no se valoricen a través del
mercado?
RICHARD STALLMAN - Los gobiernos han subvencionado la investigación
científica durante un siglo o más, del mismo modo que la reproducción de
las plantas y de los animales, porque es útil a los granjeros. Por lo
tanto, no hay ninguna razón para no subvencionar el desarrollo del
software que también tiene un interés general. Dicho esto, está claro
que el software libre no tiene una necesidad crucial de tales subsidios.
Podemos funcionar perfectamente sin ellos.
MULTITUDES - Si concedemos un valor de ``utilidad social'' al
software libre, ¿no podríamos remunerar directamente a estas personas a
través de un mecanismo de redistribución que no fuera solamente un
complemento de sus ingresos como impuesto negativo, sino una subvención
para que la persona haga lo que desea y no una subvención por el
resultado de su trabajo, el código?
RICHARD STALLMAN - Si se hace de un modo que no interfiera en la
utilización del programa, esta podría ser globalmente una buena idea.
Sin embargo, es difícil de poner en práctica. Si cogemos por ejemplo un
programa al que hayan contribuido un buen número de personas, ¿cómo
medirías su valor social? ¿Cómo decides quién ha contribuido qué y hasta
dónde? Yo no veo un modo sencillo de responder a cada una de estas
preguntas. Pero quizás un sistema que no entre en tales sutilezas podría
ser ventajoso de todos modos.
Sin embargo, más que pedir a los gobiernos que creen nuevas maneras específicas para financiar el desarrollo del software libre, pidámosles en primer lugar que modifiquen el sistema actual de subvenciones a la investigación para que al menos se pueda aplicar al desarrollo del software libre. Yo creo --pero no lo he comprobado-- que Europa tiene un programa de subvención llamado ``Esprit'' que proporciona a los universitarios unos fondos, pero insiste en proyectos en colaboración con empresas. En el ámbito del software, esto aboca a los universitarios a desarrollar software propietario. Y ya que los universitarios franceses son financiados por el Estado, ¿no podrían al menos los estudiantes sacar sus programas de manera libre? En 1999 una universidad de París ha intentado impedirlo y se ha enfrentado a la resistencia de los estudiantes.
MULTITUDES - ¿Qué piensas, con respecto a GNU/Linux, de la estrategia actual de grandes empresas del sector de software como Sun, IBM, Oracle y también Netscape?
RICHARD STALLMAN - Todas estas sociedades tienen estrategias y
comportamientos diferentes. Lo que planteas aquí, por lo tanto, son
cuatro preguntas diferentes. ¿A cuál debo responderte?
MULTITUDES - Es decir, ¿piensas que no hay una ``estrategia
común'' de las grandes empresas del software con respecto a
GNU/Linux...
RICHARD STALLMAN - Claro. Son sociedades diferentes y se
comportan de modo distinto. ¿Por qué piensas que puedan tener una
estrategia común?
MULTITUDES - El concepto un poco confuso de Open
Source desarrollado por personas como Eric S. Raymond, idea que ahora
tiene cierto renombre, ¿no da a algunas empresas del sector informático
la posibilidad de reintroducir una ``lógica propietaria'' en el universo
del software libre?
RICHARD STALLMAN - Es un riesgo importante. GNU no es la única
motivación para tener deseo y ganas de desarrollar software libre; se ha
hecho muy buen trabajo en nombre de ``linux''. Pero en la medida en que
el nombre de ``linux'' está cada vez más asociado al business y
que los entusiastas van siendo una pequeña minoría, se hace cada vez más
difícil asociar este nombre a un espíritu comunitario.
El que casi todas las empresas que distribuyen versiones del sistema GNU/Linux hoy en día añadan software propietario al sistema aumenta la ``popularidad de linux'', pero también significa que crece el número de personas que emplean el sistema GNU/Linux al mismo tiempo que software propietario. Esto pone de manifiesto --implícitamente-- la idea de que el software propietario es legítimo y aceptable como una parte del sistema. El objetivo de un uso de los ordenadores en libertad podría quedar así totalmente olvidado.
El concepto de ``open source'' remite indirectamente a esto, porque el
movimiento Open Source evita hablar de la libertad como valor,
únicamente tienen en cuenta la dimensión del interés práctico como
justificación para usar el software libre --por ejemplo que es más
potente y fiable--. No arman al público de razones más profundas para
rechazar el software propietario, aunque este último se demostrara más
potente, más fiable o más cómodo. En cambio, el movimiento del software
libre sí lo hace. El movimiento Open Source también hace cosas
positivas, como convencer a más gente para que pruebe el software libre.
Pero en sí mismo esto no es suficiente: tenemos que ir más lejos y
enseñar a los nuevos usuarios que aprecian el software libre a valorar
también la libertad. Por eso necesitamos el movimiento del software
libre.
(Traducido por Marisa Pérez Colina&Miquel Vidal, a partir del original
francés publicado en el primer número de la revista Multitudes, París, marzo del
2000)