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«Es inconcebible una "sociedad de la información" libre
bajo código secreto»

Entrevista a Miquel Vidal

Febrero del 2005

[Versió en català]


Miquel Vidal es editor y administrador de Barrapunto.com (lugar de referencia de la comunidad del software libre de habla hispana en Internet), miembro de Indymedia Madrid/ACP y miembro fundador del proyecto sinDominio.net. Esta entrevista, realizada por Marc Montañés, fue publicada originalmente en catalán, en el monográfico «Participacció» dedicado al software libre del número 127 de febrero del 2005 de la revista Illacrua.


¿Cómo conociste el software libre?

Lo conocí a través de una revista de Informática (PC World, creo), que dedicó un número a «Linux» y regalaba un CD con Debian 1.3 («bo»). Cabía entera en un CD. Un amigo ya me había hablado de las excelencias técnicas de Linux —me había pasado una Caldera, que no había instalado— y otro (Roxu) nos trajo al área telemática del Labo algunas hojas con la declaración de principios de Debian. Recuerdo perfectamente que estuvimos hablando con gran entusiasmo de ello. Eso hizo que me interesase más por aquel CD de Debian, y conseguí instalarlo tras muchos esfuerzos. Al final, tras un largo arranque, obtuve una pantalla negra y una línea de comandos y me pregunté: «¿y ahora qué hago?». Era 1997.


¿Qué motivos te llevaron a interesarte por él?

Una mezcla de motivos. Había buena parte de curiosidad, en aquel momento probaba todo el software que caía en mis manos. También estábamos empezando con el área telemática del CSO Laboratorio, experimentábamos constantemente y queríamos montar un servidor que diese ciertos servicios de red. El aspecto político del software libre también me resultó muy atractivo desde el primer momento: la filosofía copyleft, la cooperación social y la libre circulación del conocimiento que subyace al software libre me entusiasmaron desde el primer momento tanto o más que el comprobar la cantidad de cosas que uno podía hacer de repente con un simple PC. Empezábamos a hacer cosas en Internet y el poder disponer de un sistema completo con TCP/IP nativo y servidores para Web, FTP, MTA, DNS con los que experimentar y montar intranets basadas en tecnología internet (recordemos que Windows no incluía por entonces ni siquiera clientes para servicios TCP/IP) nos parecía ciencia-ficción.


¿Qué ventajas (técnicas y políticas) crees tu que aporta el software libre versus el software privativo (Windows, MacOS X...) a la gente?

Pese a la retórica de la «defensa del autor» o del «pobre inventor», las cuestiones relacionadas con la llamada propiedad intelectual se abordan desde la óptica de maximizar el beneficio empresarial (o la promesa del mismo) como criterio exclusivo. Es así como se sustenta el modelo propietario, es decir, con la idea incuestionable de que todo programa informático (como toda canción o todo libro) tiene un dueño, generalmente una compañía asociada a su desarrollo o producción. Visto así, parece claro que el modelo industrial vigente requiere cada vez más proteccionismo político, económico, legal y técnico, para garantizar la propiedad privada del software y el beneficio privado, incluso a costa de cercenar innumerables libertades básicas de los usuarios. Este es el discurso al que estamos acostumbrados a escuchar, la defensa de la propiedad intelectual a cualquier precio, por encima de cualquier otro derecho, y que solo atiende a los intereses privados de los propietarios de los derechos (que rara vez son los propios autores).

Sin embargo, si ensanchamos el punto de vista e incluimos la prosperidad, el bien común y la libertad del público en general, las cosas aparecen de otro modo. Si nos circunscribimos al ámbito del software, sucede que los efectos negativos del modelo propietario son extensos e importantes, tanto para la sociedad —pues se fomenta la picaresca en forma de «piratería», y se promueve la insidiosa idea de que compartir las cosas con tus vecinos está mal, modificando las leyes para criminalizar todo tipo de conductas (desde compartir un libro electrónico a visionar un DVD en un sistema no previsto por el fabricante)— como para los programadores y la innovación técnica en general —ya que se corta de raíz el proceso evolutivo del desarrollo del software (el código cerrado y el secreto industrial obliga a empezar siempre desde cero)—. El modelo propietario supone en la práctica la dependencia de una sola compañía, el fomento de los monopolios, el freno a la innovación, la proliferación de sistemas inseguros (virus, troyanos, puertas traseras...) y, en fin, la ausencia de libertad y de seguridad para usuarios, instituciones y empresas, que pagan mucho por licencias de software generalmente muy deficiente. El software libre, por el contrario, fomenta en primer lugar la libertad, facilita la detección y la corrección de problemas de seguridad, abarata los costos, permite el desarrollo de industria informática en regiones periféricas, permite unas reglas del juego iguales para todos y crea buenos hábitos sociales y económicos.


¿Y a los movimientos de base?

Por un lado (el lado más «práctico»), les permite disponer de herramientas libres para su comunicación y sus proyectos, con lo que eso supone de 1) privacidad (pensemos lo importante que puede llegar a ser disponer de herramientas no comprometidas en sitios donde no existe libertad de expresión), 2) flexibilidad (para adaptar las herramientas a sus necesidades) y sobre todo 3) coherencia de los contenidos críticos con el vehículo con el que se expresan dichos contenidos (por ejemplo, resulta incongruente predicar en contra del poder de las grandes corporaciones usando herramientas informáticas privativas con las que las megacorporaciones se enriquecen y cimentan su poder sobre los usuarios).

Por otro lado (el lado más «político» o «estratégico»), apoyar y promover el movimiento del software libre (no solo usándolo sino promocionando los valores éticos y políticos que tiene detrás) ofrece un magnífico ejemplo a los movimientos de base de cómo una lucha puede ser al mismo tiempo radical (en el sentido de cuestionar de raíz aspectos fundamentales del actual sistema basado en la propiedad privada) y de masas, de cómo un movimiento cooperativo, horizontal y descentralizado puede convertirse en masivo sin necesidad de auto-marginalizarse ni de estar a la contra (anti-*), sino construyendo desde ya mismo otro camino, sin perder un solo segundo en quejarse de lo «malos» que son los propietarios.


Has comentado que se trata de un movimiento cooperativo, horizontal y descentralizado pero ¿cómo se organiza a nivel práctico la comunidad del software libre?

El proceso de creación del software libre —contrariamente al software propietario— escapa al modelo basado en el marketing, basándose más bien en la noción de utilidad social, es decir, que todo empieza por «rascarse un picor» (por usar la expresión del hacker Eric Raymond) en forma de algo que se echa de menos y se acomete entonces su desarrollo o mejora junto a otros igualmente interesados en ello. Su medio natural es la Red, por tanto es quizá la comunidad que más y mejor explota las herramientas informáticas para la comunicación y la cooperación. Herramientas que se han convertido de uso común en la Red, como weblogs y wikis, fueron en su origen medios de comunicación propios (si bien no exclusivamente) de la comunidad del software libre.

La capacidad de los autores de software libre para recurrir a la comunidad tanto para proponer mejoras como para reforzar el equipo de desarrollo es un factor determinante. Por supuesto las listas de correo siguen siendo un elemento fundamental de comunicación, intercambio de conocimientos y coordinación del desarrollo, junto con el IRC e incluso la mensajería instantánea para aspectos concretos. Se usa cualquier medio que sea útil al propósito de que se trate y, si no existe, se crea. En general, dependiendo del perfil de las tareas, se utilizan más unos recursos u otros. Por ejemplo, para tareas específicamente técnicas (como puede ser el desarrollo de software), son imprescindibles herramientas como el CVS, que permite la concurrencia de distintos programadores sobre los mismos ficheros y el seguimiento de los cambios. En aspectos más sociales, o divulgativos, como la documentación o el «testing», se usan los blogs, los wikis o las listas. En proyectos importantes se emplean herramientas automatizadas para la comunicación de «bugs» o petición de nuevas funcionalidades.

Fuera de la Red, los encuentros tienen un carácter más subsidiario y esporádico: existen encuentros como congresos de software libre de propósito general (como el Congreso de Hispalinux) o encuentros especializados o más específicos (como los dedicados a Perl o a Gnome), que sirven para hacer nuevos contactos, enterarse «in situ» de novedades y reforzar los lazos de confianza entre gente que ya coopera por vía telemática.

En general, desde fuera parece un magma caótico y desorganizado, la organización no surge a partir de principios jerárquicos (impensables en una comunidad que se ha basado en la cooperación sin mando), sino a partir de la libre cooperación entre iguales y de poner en común el fruto del trabajo de todos en un pool común, en un dispositivo muy parecido al de la buena ciencia, en la que no importa en absoluto el título académico (nadie pregunta si eres informático para participar) pero hay «autoridades» a las que se respeta cuanto más y mejor colaboran a ese pool común. La participación es desigual, dependiendo de muchas cosas, como la capacitación técnica, la experiencia o la disponibilidad, desde quienes programan el código, hasta quienes ofrecen parches o arreglos, ficheros de ayuda, paquetes y scripts de instalación, traducciones de la documentación, etc. Todo el mundo puede participar en algún aspecto u otro, por lo que la capacitación técnica no es un factor en absoluto determinante para colaborar en un proyecto de software libre, sino que lo es mucho más las ganas de aprender y participar en un proyecto cooperativo a nivel global.


¿Cuáles son los retos con los que se enfrenta el software libre actualmente?

El mayor reto es quizá la apuesta que se está realizando desde hace algún tiempo por implantar el software libre a todos los niveles en las Administraciones públicas: desde los niveles más administrativos (ayuntamientos, administración autonómica y estatal, etc.) hasta niveles como son el de la enseñanza secundaria y universitaria. Todos ellos son sectores de una importancia capital para la industria informática, por el volumen económico que se mueve, pero también una importancia estratégica —sobre todo el de la enseñanza— porque decantarán definitivamente la balanza del lado del software libre.

Hay otros retos pendientes, en forma de amenazas, que no deben olvidarse, como es en primer lugar la lucha contra las patentes de programación, las cuales afectan especialmente (aunque no exclusivamente) al uso y desarrollo del software libre. También, es importante defenderse de la cruzada judicial contra el software libre que han intentado de forma insidiosa (y sin base jurídica) corporaciones como SCO o las maniobras menos descaradas (pero igualmente dañinas), en forma de campañas de confusión e intoxicación de la opinión pública que periódicamente promueven empresas como Microsoft. Por último, pero no menos importante, son un reto todas aquellas cuestiones relacionadas con el verdadero transfondo político del software libre, que va mucho más allá de la informática, y que consiste en promover la libertad y la extensión del procomún —es decir, de los commons o bienes comunes— como base para la difusión de las ideas, del acceso al conocimiento, al florecimiento del arte y de la ciencia. Igual que el jazz, o las novelas, o la arquitectura o el Derecho o la Ciencia, el software crece mejor en libertad y se construye de forma transparente sobre el trabajo hecho con anterioridad. Tal y como sería inconcebible una sociedad libre sustentada en códigos y leyes secretas, es inconcebible una «sociedad de la información» libre sobre código secreto. Una sociedad libre y democrática que merezca tal nombre es aquella que garantiza que sus recursos más importantes permanecen libres y transparentes para la ciudadanía, sean estos libros, leyes o software.



Este documento ha sido convertido desde LATEX mediante HEVEA para la Biblioweb de sinDominio.

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